Ha saltado a todos los teletipos una noticia de gran impacto médico, pues trata sobre un estudio internacional donde ha participado el CSIC español, para identificar 40 genes que están implicados en la artritis reumatoide.
Hasta la fecha, era conocido que esta enfermedad crónica tenía una cierta trasmisión hereditaria, y se llevan identificados 101 genes implicados en su desencadenamiento y evolución natural de la enfermedad. Qué duda cabe, que este avance biomolecular, supondrá en un futuro próximo, la tipificación de los genes activos y de las proteínas concretas, para impulsar o suprimir la activación de las zonas genéticas que desencadenan la enfermedad.
Por otro lado, este conocimiento conllevará la tipificación de dianas terapéuticas que producirán un tratamiento más individualizado, personalizado y selectivo de esta enfermedad. Como todo descubrimiento del área de la genética y de la ciencia básica, necesitamos un tiempo para sedimentar el conocimiento y aplicarlo de una manera práctica, desde el punto de vista clínico.
Es aquí, en la investigación traslacional, donde tenemos el gran reto, el de llevar el conocimiento biológico a la resolución de los problemas clínicos. Los grandes avances que se están produciendo en el estudio de las enfermedades autoinmunes, nos llevarán, en algo más de una década, a desentrañar los mecanismos fisiopatológicos de muchos problemas morbosos que hoy en día están en la esfera de lo ignoto.