En otros post os he hablado de la logoterapia y de su creador el Dr. Víktor Frankly en los momentos actuales, más que nunca, se pone de manifiesto sus reflexiones y pensamiento de cómo aproximarse al ser humano. Su reflexión en esencia es sencilla: cuando el ser humano no tiene esperanzas, sucumbe. Toda su práctica terapéutica, basada en su dura experiencia en los campos de exterminio nazis, le lleva a demostrar que el ser humano necesita algo más que las puras funciones vitales para sobrevivir. Ese “algo” puede ser un ser querido, un objeto, una mascota, un objetivo personal, laboral o académico, o un ser sobrenatural, pero siempre existe la necesidad de “algo” más que la simple y a la vez compleja “vida”. La carencia de objetivos produce una neurosis existencial que puede llevar a la depresión e incluso la muerte.
En estos momentos de crisis económica, de crisis de valores, donde observamos con estupor cómo todos los días personas comunes incluso amigos o compañeros, arrojan ilusiones, vivencias, existencias… incluso toda una vida por la ventana, cuando viven que lo han perdido todo, que los bancos arrebatan sus casas, que sus familias no tienen que comer y que no pueden ganarse la vida de manera honrada, las teorías, ideas y pensamiento de Frankl son más actuales que nunca.
El texto que os traigo aquí es una clara exposición de lo que acabo de relatar. Una persona de éxito, una atleta de élite, pierde a su hijo y su vida se derrumba, por lo que decide ponerle fin. Afortunadamente es rescatada de las manos de la muerte de manera prodigiosa y nos relata sus vivencias. ¡Qué difícil es para el ser humano comprender y sentir las vivencias de otro ser humano! Este tipo de relatos contados desde las “tripas”, son de gran utilidad aleccionadora y deberían formar parte de la enseñanza de la medicina. Un médico no puede ayudar a su paciente sino conoce, vislumbra y percibe su estado emocional y cuáles son los motivos que llevan a este a tener un comportamiento determinado.
«Quería desaparecer» – Tasha Danvers, olímpica en la depresión y el suicidio