Uno de los privilegios que me ha dado la vida ha sido poder trabajar en la Real Academia Nacional de Medicina, que desde hace un siglo reside en la madrileña calle de Arrieta y que nos retrotrae a su creación en el año 1734 como “Academia Médica Matritense” en la trastienda de una botica madrileña donde se gestó el conocimiento y la sabiduría de la ciencia médica. Recomiendo a los lectores que la visiten, pues la entrada es libre y gratuita y que se dirijan a la joya de su biblioteca con más de 100.000 volúmenes impresos, siendo la mejor biblioteca del siglo XVIII y XIX.
En uno de mis proyectos mientras formaba parte de la misma tuve el privilegio de encontrarme con una joya del Renacimiento del año 1556, su titulo: “Anatome, corporis humani”. Su autor, un clásico español: Juan Valverde de Hamusco. La emoción de poder deleitar la primera edición de este anatomista nacido en Palencia en 1525, médico de la nobleza en Roma, fue intensa. Cuanta ciencia y sobretodo, cuanta erudición mostraban sus páginas. Entre sus páginas se encuentran el famoso grabado anatómico de un hombre, que en una mano sostiene un cuchillo, mientras en la otra sostiene su propia piel y recordé inevitablemente el San Bartolomé pintado por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina y donde en su pellejo figura su autorretrato.
Recuerdo que este libro fue controvertido, pues Andrés Vesalio, el celebre anatomista, maestro de su época y referente mundial, acusó a Valverde de plagio y de no haber realizado ni una sola disección. Y es que el maestro había publicado su magnifica obra “Humani corporis fabrica” tan solo 13 años antes que el español. Valverde salió de las acusaciones confesando que el texto de Vesalio le había servido de inspiración, afirmando: “parecería envidia o malignidad no querer aprovecharse de ella”.
Visitar la Biblioteca de la RANM es trasladarse a otro tiempo, un tiempo donde la curiosidad científica y la emoción del descubrimiento estimulaban a los espíritus inquietos de la época. ¿Te lo vas a perder?