Un tren repleto de prisioneros recorre las montañas norteeuropeas, camino del campo de concentración de Dachau. Los prisioneros, hacinados en los vagones, en una cabalgata mortal tiemblan de hambre, de inanición, de tifus o de la violencia desatada por sus guardianes, soldados de las tropas hitlerianas, cuya misión es transportarles a un campo de exterminio.
La segregación racial se ha puesto en marcha y hay que eliminar todo ser humano no ario. Estos trenes circulaban durante un mes agotador por media Europa, trasportando dolor, angustia y horror, por eso fueron bautizados como los “trenes de la muerte”.
En uno de aquellos trenes, un pequeño grupito de frailes franciscanos, asisten a un hermano que fallece por hambre y enfermedad. Uno de ellos será un reconocido hombre de la Orden, muchos años después y tras sobrevivir al horror y a la propia muerte, su nombre Eloi Leclerc. Asistiendo al moribundo, sus compañeros entonan de manera espontánea un canto religioso, que es algo mas, es un canto a la vida, un canto al amor y a la libertad: “el canto de las Criaturas de San Francisco de Asis”. Ese canto les dio fuerzas, les centró en su Ser y recuperaron algo que creían perdido: el amor.
Estas experiencias las narra Leclerc en su libro: ”El sol sale sobre Asis”, un canto a la esperanza, al amor al prójimo y a la Vida. El autor se cuestiona cómo es posible tanta barbarie, tanto horror por parte de personas normales, padres de familia, personas que podrían pasar desapercibidas en cualquier sociedad. Sin embargo, los verdugos eran brutales. ¿Es quizás la violencia inherente al ser humano?, y si esto es así, ¿cómo amar al prójimo, más aún si éste es tu verdugo?.
Francisco nos responde a estas incógnitas: su vida y su cosmogonía dan respuesta al poder trasformador del Amor. Entendiendo a éste como el amor a todas las criaturas sin excepción, como el amor a la vida en toda su plenitud. De estas mismas experiencias, algunos “hombres especiales”, como el psiquiatra Victor Frankl, sustentaron sus teorías sobre la voluntad de sentido y la logoterapia y otros, como Leclerc, encuentran la fuente de todo lo vivificante, el núcleo que re-anima el Universo. Esa fuente está para ellos en Francisco de Asís. Lo que aquí tenemos es un documento desgarrador de un hombre que utiliza el amor para trasformar su odio, su miedo y su horror, en una fuente inagotable de pasión por la vida. Si lo lees no te dejará indiferente; sin duda te emocionará.
Si quieres adquirirlo, pincha aquí, o en la foto de portada.