La noticia sensacionalista abrió los telediarios del día 6 de agosto de 2012 y fue de tal impacto, que fue capaz de parar en seco a la “prima de riesgo” y el rescate español, al BCE y al problema de la zona euro. Una nave no tripulada amerizó en el planeta Marte para, durante varios años, analizar las condiciones meteorológicas y analizar las posibilidades de que en este planeta pueda existir o crearse vida. Para España, lo interesante de este viaje interplanetario, es que la nave “Curiosity”, que así se llama, trasporta dos instrumentos electrónicos de fabricación española, y más concretamente la estación meteorológica. Esta noticia, supuso un gran motivo de orgullo patrio para hacernos tomar conciencia, que algo de España, está en el planeta Marte y de esa manera nos decimos a nosotros mismos, que aunque nuestra economía esta por los suelos, producto de políticos corruptos y destripaterrones y nuestro fracaso manifiesto en las Olimpiadas de Londres, España siempre es España y hemos puesto nuestra tecnología en el planeta rojo.
Traigo aquí a colación esta noticia, no porque quiera ser crítico con la política norteamericana, incapaz de hacer una reforma sanitaria para mejorar a los más desfavorecidos, pero si de mantener tropas en los confines del mundo y mandar naves a otros planetas, ni por el mero hecho de demostrar qué “machotes” somos los españoles, que con la que nos está cayendo, cogemos y nos vamos a Marte, sino porque me han venido a mi memoria dos personas que algo tienen que ver con el planeta rojo. Una de ellas fue un científico apasionado y poético, responsable en los años 80 del primer proyecto de investigación en Marte y gran divulgador científico de la Astronomía y la Astrofísica, Carl Sagan. En dicha época, la serie de divulgación científica “Cosmos”, nos ilusionó y abrió las fronteras de los cielos.
Debo confesar que incluso por entonces reavivó mi interés por dedicarme a la astrofísica. Pero es que Sagan fue el coordinador de la misión “Vikingo”, que así se llamaba la nave que amerizó en Marte y nos ha suministrado información geológica, meteorológica y astronómica sobre el planeta y sus lunas. Como Sagan era un poeta-científico, dotó a la cápsula del Vikingo, de un CD con sonidos de la tierra, información sobre el ADN, música, canto de ballenas, información sobre la reproducción humana, etc. La nave Vikingo desapareció en los confines orbitales de Marte después de concluida su misión. ¿Quién nos dice que no está siendo revisado el CD de Sagan por inteligencias extraterrestres y aprendiendo sobre nosotros?. Sagan nos ha legado su obra y su entusiasmo por la ciencia y considero de justicia el reconocimiento en estos días a su figura.
De igual manera que al tristemente desaparecido, hace escasos meses, Ray Bradbury; en este caso un escritor-científico y quizás uno de los mas grandes escritores de ciencia ficción de la historia. Su libro estrella, aunque para mi hay otros mas interesantes, es “Crónicas marcianas”, escrito en 1940 que desarrolla su acción en el “lejano1999”, donde los terrícolas invadimos Marte, lo colonizamos y exportamos nuestras viejas maneras, usos y costumbres al planeta rojo. Todo un clásico, que con motivo del aterrizaje del Curiosity, recomiendo que se disfrute este verano. Así este proyecto espacial habrá contribuido a la elevación de la cultura terrestre.
¡Esta vez la ficción se ha hecho realidad!