Cuando mentir ni es delito… ni falta.

Hace unos días un máximo representante de la profesión médica, entre sorna y no se si algo de veracidad, me hablaba sobre la importancia de tener una columna en un medio de prensa, por  el poder que ello me otorgaba. Me sorprendió que se valorase más este hecho fortuito en mi vida profesional, que el haberle dedicado años de mi vida laboral a la profesión, con mejor o peores resultados, pero sin duda con empeño y ahinco.

Poco después tuve la ocasión de comprender mejor sus palabras, al vivir en mis propias carnes una sentencia en contra, ante la querella criminal que, en su día interpuse por injurias y calumnias por parte de un medio de comunicación hacia la institución que representaba y hacia mi propia persona, durante todo el periodo en que me empeñaba en desempeñar lo que consideraba mi obligación en la profesión médica;  y digo todo el periodo, por no tratarse de un hecho aislado, sino continuado y premeditado.

Pues bien, la sentencia concluye que no es que no haya pruebas suficientes para asegurar que el medio mentía sino que lo que decía, el máximo responsable, en este caso el juez, no lo etiqueta ni como delito ni como falta. Preocupante decisión de aquellos que se suponen deben velar por la integridad, no sólo física de las personas. Y flaco favor el que dicho medio hace a una profesión honrosa, que cada vez se ve más desprestigiada por personajes como éstos (pocos, por suerte) que utilizan la profesión para su interés particular, ya sea éste político, económico…, o más bien, como así me lo daba a entender mi compañero de profesión al que hacía referencia al inicio de esta reflexión, como poder: un arma arrojadiza con la que intentar eliminar a los que, a criterio quien lo planifica o ejecuta, estorbamos. Importante, sin duda la misión de los nuevos representantes de la prensa en la lucha del prestigio perdido por culpa de estos personajes, en lo que califiqué hace unos días como “nuevos tiempos en la comunicación”.

Mi reflexión es la siguiente: si mentir no supone ni delito alguno ni siquiera falta, ¿qué pasaría si todos y cada uno de nosotros utilizáramos los medios gráficos de los que disponemos para decir, ya no mentiras, pues la moral no nos lo permitiría a algunos, sino toda la verdad sobre lo que conocemos?…. Pues en principio, que deberíamos demostrar que eso es verdad, ¿no?. ¿Y si pusiéramos las muestras gráficas de ésta?, ¿podría suponer delito ó falta?.

Este post, continuará….