Hace unos días me encontré con una solicitud gratificante: un compañero, médico de familia, me propone que me haga eco en mi blog de su nuevo proyecto ilusionante: una novela que nos hará ver de diferente manera a la Atención Primaria: «Tengo el 78». Enseguida me sentí identificado con Marcel Prats y su desembarco en el mundo literario con esta «nueva aventura» como él la describe.
Como vienen buenas fechas para hacerse con ella y poder desgranarla, os invito a que lo hagais, como sin duda yo lo haré. Os anticipo cómo Marcel vive su obra:
«TENGO EL 78!. Una joven adolescente nos relata desde el otro lado de la ventana, desde la calle, desde su experiencia, su familia, su barrio y su comunidad cómo vive nuestra historia desde 1978 hasta la actualidad. Nuestros viejos ambulatorios de 2,5 horas/día, nuestros antiguos médicos anteriores a la reforma, nuestros jóvenes médicos de familia que empezamos sin experiencia, nuestros nuevos Centros de Salud.
Trata sobre la frontera invisible entre las personas y los profesionales de la salud de Atención Primaria, aquel límite entre ambos de cuya relación emana un sentido a aquello que realizamos en el día a día en nuestro trabajo.
Es una novela que intenta transmitir esperanza, valores, dudas y reflexiones, que transcurre en un barrio ficticio llamado El Raval de la Maurina y La Maurineta. En él habitan gente común con profesionales de la salud también comunes. No son anécdotas, tampoco un análisis crítico del momento actual. Es sólo una corta novela que habla del cambio constante de nuestra población y del cambio en nuestro sistema sanitario de Atención Primaria desde 1978 hasta la actualidad.
Sólo en el encuentro entre ambos se produce nuestra razón de ser, nuestra aportación a un sistema que lo que pretende es mejorar la salud de las personas y su percepción de la misma.
TENGO EL 78! intenta aportar otra mirada a la Atención Primaria, una mirada distinta desde fuera de las organizaciones, fuera de los centros, fuera de nuestro ámbito científico. No encontré aún la palabra que lo define, quizás es una mirada de esperanza, una mirada ilusionada, poética, quizás cariñosa, bondadosa , entrañable, o amable. Es una mirada en definitiva distinta.»