¿Tenemos ya hoja de ruta para los pacientes crónicos?

Uno de los temas sobre los que más se insiste recientemente en la Gestión Sanitaria de nuestro país, por su importancia, es la Atención al Paciente Crónico y fundamentalmente cómo debería organizarse estructural y funcionalmente su asistencia. En estos días hemos asistido al nacimiento de un proyecto denominado IEMAC 1.0, que es el acrónimo más o menos de Instrumento de la Evaluación de Modelos de Atención ante la Cronicidad.

Aunque no es una herramienta nueva, pues procede de la adaptación del americano Chronic Care Model del MacColl Institute for Health Care Innovation de USA, esta herramienta se adapta, según nos aseguran sus creadores,,a la realidad española. Sus autores son el Instituto de Innovación Vasco, la Universidad Miguel Hernández de Elche, con  la participación de laboratorios MSD. Según nos cuentan y puede verse en su página web (www.iemac.org), se centra en tres niveles de análisis: el macro, destinado para políticos sanitarios, otro meso, para gestores sanitarios y otro micro, destinado a los Equipos de Atención al paciente.

Según podemos ver, esta herramienta recoge 80 buenas prácticas de cómo llevar una mejor atención al paciente crónico. Se valoran exactamente seis áreas de análisis:

1- Organización del Sistema de Salud, donde se analizan temas tan diversos como el compromiso de líderes, las políticas sociales, financiación, etc.

2- Autocuidado, poniendo el énfasis en la activación psicosocial del paciente, cultura de la salud….

3- Salud Comunitaria, atendiendo sobretodo las estrategias comunitarias en los Planes de Salud

4- Apoyo en la toma de decisiones clínicas, es decir protocolos, guías, etc

5- Modelo Asistencial, en el que se analizan los equipos multidisciplinares, los roles de los miembros del equipo en este cometido, etc.

6- Sistemas de Información, fundamentalmente  dirigidos a  la integración de la información y aplicación de nuevas tecnologías, etc.

Visto así, parece interesante y hay que felicitar a los creadores-adaptadores de esta herramienta, que como tal, tendrá que validarse, adaptarse e implementarse.

Pero, mientras escribo estas líneas, el médico de familia de mi madre, una señora mayor y por tanto con pluripatología crónica, me llama para leerme el resultado del cultivo de una úlcera sacra que tiene desde hace unas semanas y me comenta que como es resistente a la mayor parte de los antibióticos, quiere ingresarla para valoración  y tratamiento hospitalario. Tras su llamada, cuelgo y llamo a la Unidad de Crónicos de un gran hospital madrileño, que es donde llevan el caso de mi madre y haciendo de » celestino», pongo en contacto al médico de familia con dicha Unidad, para que entre los dos, y quedándome yo al margen, pues antes que médico soy hijo, pacten la solución al problema de mi madre!

¡Viva la hoja de ruta maravillosa de los crónicos en España!. Señores estamos en mantillas, hay mucho por hacer. Todas las herramientas serán bienvenidas, pero la casa se empieza por los cimientos no por el tejado. Mientras el marco asistencial no se redefina y los equipos de Atención Primaria asuman el control de la gestión y liderazgo en el manejo del paciente crónico, no tenemos nada que hacer.  La decisión es política, pero también nuestra, de los profesionales. Creo que antes de definir estas hojas de ruta y dado que el diagnostico de las ineficiencias las conocemos todos (aunque unos más que otros), hagamos una re-definición de roles, de objetivos y dejémonos de «política de salón y de medicina de club de golf».