Las semanas prenavideñas del anciano año 2013, han estado salpicadas por noticias inquietantes, referentes a la posible regulación, legislación y control de dos cuestiones sanitarias de alto calado sanitario. Por un lado hace meses la Sociedad Española de Neumología (SEPAR) aludía a la necesidad de controlar, regular y prohibir, en algunos casos, la utilización de cigarrillos electrónicos. Su aseveración viene propulsada por la OMS y alude a la posibilidad de que muchas de las sustancias que se utilizan sustitutorias del tabaco, puedan ocasionar patrones intersticiales y fibroticos pulmonares parecidos a los ocasionados por el tabaco.
También se aludía a que no era un método eficaz para dejar de fumar y que seguía perpetuando el hábito relacionado con el tabaco, por la similitud del ritual. Aunque pensemos que es mejor fumar cigarrillo electrónico que tabaco, las autoridades sanitarias nos están obligando a replantearnos esta cuestión. Las Comunidades de Andalucía y de Cataluña, han lanzado la liebre contra el cigarro electrónico. Creo que en medicina y en la ciencia en general, nunca debemos hablar de nunca, ni de siempre; es decir, no hay blancos y negros, sino gama de grises. Es evidente que estas afirmaciones deben de estar apoyadas por evidencia científica, y desde mi punto de vista, esta evidencia la deben de aportar los grupos de investigación líderes en esta área y no solamente de opiniones e informaciones de la OMS. No es que piense que la OMS no es un organismo competente a la hora de dar recomendaciones sanitarias, pero es cierto que en los últimos años, no es precisamente el paradigma del rigor en la evidencia científica.
Así mismo, ha saltado la polémica sobre la intención del Ministerio de Sanidad y Productos Sanitarios, de regular los productos homeopáticos y esto ha supuesto una convulsión en el mundo alopático, que incluso ha llevado a los estudiantes de medicina a posicionarse en contra. Vaya por delante que soy médico alopático, no conozco la homeopatía y soy escéptico antes sus bases científicas, pero no es menos cierto que hay diplomaturas y titulaciones ofrecidas por universidades y colegios de médicos de todo el mundo (incluidos los españoles) que imparten este conocimiento. También es cierto que los productos homeopáticos de venta en España, deben de estar bajo patente, regulados y controlados por Sanidad. La ciencia nunca ha avanzado a fuerza de posicionamientos inmovilistas, sino a través de la apertura de mente, por ello creo que deben de regularse estos productos y se deben de someter al juicio crítico de ensayos clínicos rigurosos. Seamos cautos, prudentes y sobretodo, apliquemos las normas del método científico que nos enseño Sir Francis Bacón.