Las alteraciones del ánimo son patologías que producen gran dolor, de difícil manejo y con una gran tendencia a la cronificación. Cada día son más, más frecuentes y en edades más tempranas de la vida, los trastornos depresivos. Sin lugar a dudas, el arsenal farmacoterapéutico ha mejorado e incrementado su eficacia en los últimos años, pero aun así, hay que realizar un esfuerzo importante para mejorar el diagnóstico precoz, combinar tratamientos fármaco-terapéuticos, junto con psicoterapia, y mejorar la adherencia terapéutica.
Quizás son las enfermedades mentales en su conjunto, el talón de Aquiles de la adherencia, debido a su especial idiosincrasia y naturaleza. Todos los profesionales que manejamos este tipo de patologías, sabemos lo que cuesta movilizar energéticamente a los pacientes depresivos muy inhibidos y lo difícil que resulta que, pacientes y familiares, sigan las indicaciones terapéuticas.
Es por ello que me ha llamado la atención un artículo en la revista de Psiquiatría y Salud Mental sobre la adherencia de las indicaciones de hacer ejercicio físico y de tomar el sol, en pacientes que padecen depresión leve-moderada. Durante 20 años, en mi consulta de médico general, he practicado técnicas de relajación dinámica con pacientes con depresión leve-moderada y he podido constatar, de manera objetiva, no sólo cómo mejoraban sintomáticamente, sino que además podíamos reducir las dosis de antidepresivos y de ansiolíticos.
Por otro lado, la ciencia ha puesto en evidencia la importancia de la luz solar en los cambios de humor, por mediación no sólo del hipotálamo, sino por la implicación de la melanotonina y otros neurotransmisores. En este interesante, a la vez que sencillo estudio, se pone en evidencia cómo los pacientes que reciben “una simple nota de sus médicos”, recomendándoles tomar más sol y hacer ejercicio, lo hacen de una manera muy significativa.
Este estudio señala pues la necesidad de utilizar herramientas sencillas y factibles en pacientes y familiares, para mejorar la adherencia de las indicaciones terapéuticas en los trastornos mentales sean de la naturaleza que fueran.
En estas patologías, al igual que en otras, es crucial el papel de enfermería, psicólogos y farmacéuticos. Los mensajes deben de ser claros, y de manera multidisciplinar, todos debemos centrarnos en el paciente y en los familiares. Un antiguo refrán castellano decía que “donde entra la tajada, no entra el médico y donde entra el sol, no entra la medicina”. Nuevamente el refranero popular coincide con la evidencia científica
“Adherencia a las recomendaciones sobre estilo de vida en pacientes con depresión”. Rev. de psiquiatría y salud mental. 2012 oct. 5(4): 236-40
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