Con este titular comenzaba el artículo Cristina G. Lucio en el diario El mundo, hace escasas semanas. Esta afirmación tan rotunda, derivada de las conclusiones de una revisión realizada por el nada dudoso Centro Cochrane, que hoy os adjunto, alertó y alarmó a la prensa, hasta tal punto que les llevó a contactar conmigo en busca de confirmación o parecer al respecto.
Sin duda, el concepto de chequeo va muy asociado al de prevención; es decir, intentar detectar una anomalía antes de que aparezca, para poder tomar las medidas oportunas (el famoso refrán: más vale prevenir…). Pero ni todos los padecimientos son detectables de forma precoz, ni todos los chequeos son útiles para este fin. Por ello todo chequeo debe ir dirigido por un profesional y ante unas circunstancias determinadas, y no debe llevarse a cabo de forma aleatoria, ya que lo que se busca dependerá de cada persona en particular, del ambiente en que viva, de su tipo de trabajo y de sus antecedentes familiares, entre otros.
El verdadero papel en la mejora de la calidad de vida de los pacientes no está en las pruebas que se realizan ni en chequeos incontrolados que tranquilicen sus conciencias, sino en la mejora de sus hábitos de vida. Sin duda hay determinadas enfermedades que pueden detectarse a tiempo, y en este caso, tratarse y solucionar el problema; es lo que en términos sanitarios y estadísticos se conoce como cribado rentable; es decir, vale la pena hacer una determinada prueba, ya que el resultado conlleva una serie de actuaciones encaminadas a evitar las complicaciones de la enfermedad y por tanto, mejorar la calidad de vida de la persona. Pero en otras ocasiones no es rentable (no sólo desde el punto de vista económico), ya que, en primer lugar, hay pruebas que no son determinantes, de forma que ni un resultado positivo asegura la enfermedad, ni un resultado negativo la descarta. Este tipo de hechos puede conllevar un mayor estrés injustificado y la consecución de una cadena de pruebas diagnósticas muchas veces innecesarias, que influirían negativamente en la calidad de vida de los ciudadanos.
Por tanto, ¿prevención en AP?, sin duda SI, pero individualizada y de forma racionalizada, y siempre basada en la evidencia.
Referencia del artículo: General health checks in adults for reducing morbidity and mortality from disease. Editorial Group: Cochrane Effective Practice and Organisation of Care Group. 17 OCT 2012
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