Si nos preguntamos qué imágenes pueden representar el inconsciente en estado puro, podemos pensar en pinturas surrealistas o simbolistas, pero en pleno auge del Impresionismo francés aparece con toda su fuerza un pintor prácticamente desconocido, Redon, un artista que captó la fuerza del inconsciente
Un enorme ojo que irradia fuerza se convierte en un globo aerostático que arrastra hacia los cielos una cabeza cortada. Esta es la imagen realizada en unos tonos negros espectaculares. Al lado reza un enigmático pensamiento: “Todo se crea por la sumisión dócil a la venida del inconsciente. Quien así piensa y dibuja es el pintor francés Odilon Redon, nacido en Burdeos, en 1840 y fallecido en París en 1916. Este inquietante artista es un gran desconocido del público español, de hecho esta es la primera exposición que se realiza de su obra y puede disfrutarse enla Fundación Mapfreen Madrid, hasta el 29 de abril.
Nuestro artista crece en plena época del impresionismo, rodeado de los grandes de la luz, y el por el contrario ama el negro, ama los claro-oscuros y el color pasa a un segundo plano. Aunque posee luminosos óleos, sobre todo de paisajes del pirineo y Navarra, su obra mas inquietante son las litografías y grabados, que él coloquialmente llama “mis negros”.
La influencia de su amigo, el botánico Armand Clavaud, le abre al mundo de la ciencia, las teorías de la evolución, el panteísmo y el mundo microscópico. Estas inquietudes fueron complementadas por su pasión hacia Edgar A. Poe y hacia Goya. Redon tiene sendas series litográficas dedicadas al autor americano y a nuestro artista aragonés, que para curiosidad, falleció en su Burdeos natal.
Las imágenes de Redon podrían ilustrar cualquiera de las terroríficas narraciones de Poe y es muy significativa la gran semejanza y similitud con los grabados de Goya, sobretodo los referidos a sus aguafuertes y los desastres de la guerra. Observando con detenimiento su obra, se percata el observador atento de ciertas obsesiones de Redon, como por ejemplo, las cabezas decapitadas, los seres alados, las figuras mitológicas, los ojos inquietantes y numerosos personajes religiosos, a modo de profetas bíblicos. Esto nos hace recapacitar sobre la necesidad de realizar un profundo estudio de la obra de este importante artista desde la perspectiva arquetipal, pues la eclosión de su imaginal se plasma en sus dibujos con una fuerza desbordante. No deja de ser significativa su rebeldía a la luz en un momento artístico, donde la luz y el color eran los protagonistas estéticos, especialmente en su Francia natal. Estamos en Redon en un anticipo del simbolismo y del surrealismo en el arte y el descubrimiento de este artista, es el descubrimiento salvaje y arrollador de su propia alma