Todos los teletipos de las agencias de comunicación estallaron ante la noticia de que por fin y tras muchos años de investigación, los científicos de una de las sociedades mas puritanas que existen en la actualidad, la americana, habían conseguido clonar células embrionarias madres, que eran capaces de regenerar cualquier tejido u órgano dañado.
Esta noticia, que hace años saltó a la palestra científica de la mano de la oveja Dolly, ahora era capaz de trasladarse a los humanos. La bioingeniería embrionaria, había conseguido un gran logro para la ciencia y para el ser humano, un gran paso para la humanidad. Acto seguido y de manera inmediata, aportaron su visión algunos científicos y esa especie nueva de divulgadores de la ciencia, afirmando que esto no significaba la posibilidad de clonación de un ser humano al completo. Hasta aquí parece todo correcto, salvo por el hecho, siempre complejo, de que lo que los científicos hacen en sus laboratorios es crear embriones humanos en fase de mórula, es decir una “pelota de células”, que son utilizadas para regenerar el tejido u órgano que quiere reproducirse, destruyendo el resto de células inservibles o no utilizables.
Es aquí donde los antiabortistas, muchos bioéticos y claro está las autoridades religiosas, protestan, entrando en escena y alegando que esa mórula es un ser humano en potencia, que es eliminado una vez que ha servido para el efecto de aportar las células que sean necesarias.
Mi reflexión no pretende ir en el sentido estrictamente ético ni legal de la investigación con embriones humanos, pues es evidente que en este punto, como en otros que interviene la conciencia humana, es algo personal e intransferible. Mi reflexión va dirigida a la necesidad de apoyar y fomentar el pensamiento y la reflexión ética al respecto. Una vez más, se ha demostrado que los avances en ciencia y sobrepasa en años luz, a la reflexión ética, deontológica y jurídica. Una vez más el cuerpo de conocimientos de la ciencia adelanta con muchos cuerpos de ventaja al humanismo. ¿Cuando se darán cuenta nuestras, mal llamadas “autoridades” académicas y políticas, que hay que potenciar el pensamiento humanístico?, ¿podrá avanzar la técnica y la ciencia de manera adecuada sin una base ética y humanista?.Yo tengo mi respuesta, no muy optimista de momento, ¿cuál es la tuya?