El arte de la sanación está basado en componentes psicoafectivos y emocionales mas allá de los componentes científicos, por ello no se identifica el mejor médico con aquél que más conocimientos posee, sino el que sabe manejar, de una manera más eficaz, los componentes más humanos del enfermo (emociones, angustia, incertidumbre, etc.) y de su entorno (familia).
La enorme tecnificación de la medicina hace que tengamos que recordar una y otra vez, de una manera insistente, que los profesionales sanitarios somos humanos con capacidades técnicas para aliviar el sufrimiento de los demás pero, donde el primer factor terapéutico es el propio profesional y en segundo plano, la capacidad y competencia técnica para el desempeño de su tarea. Por todo ello, existe una importante corriente de pensamiento, a la que desde hace muchas décadas yo me uno de una manera decidida y comprometida: la Humanización de la Asistencia Sanitaria. Quizás deberíamos hablar de Re-Humanización de los cuidados en salud, pues parece paradójico que hablemos de humanizar una actividad que se desempeña entre humanos y que per se es eminentemente humana. No puede concebirse una actividad sanitaria que no sea humana.
En los ambientes muy tecnificados, es donde se hace más necesario este proceso de Re-Humanización y por ello en las UCIs, donde parece que el factor humano es secundario, pues prima lo tecnológico, se hace necesaria la reivindicación de lo no tecnológico, de la emoción, de la comunicación, de lo HUMANO con mayúsculas.
Por ello, profesionales de UCI han emprendido una acción denominada “Humanización de los cuidados intensivos” donde se contemplan aspectos de gran interés y enorme importancia, como la adecuación de los espacios arquitectónicos, la flexibilización horaria, la comunicación con la familia y otros múltiples aspectos relacionados con la relación profesional sanitario- paciente/familia.
De esta acción se ha propuesto la “Declaración de Torrejón”, un decálogo de cuáles son las líneas estratégicas implicadas en esta Re-Humanización de las UCIs, subscritas en el seno de las XX Jornadas de Humanización de la Asistencia Sanitaria, que recientemente se organizó en el Hospital de Torrejón de Ardoz, junto al Centro de Humanización de la Salud de la Orden Religiosa de San Camilo. Espero y deseo que esta declaración, que yo mismo subscribí, trascienda el papel para llegar al espacio real y se convierta en hoja de ruta del cambio en la manera de entender la atención a los pacientes.
Tú también puedes suscribirla: firma aquí