Todo acontece por alguna causa. Los invisibles hilos de la existencia nos interconectan en maravillosos y enigmáticos lazos, que en muchas ocasiones no podemos llegar a entender. En algunos momentos, en pequeños destellos, podemos llegar a vislumbrar el conjunto del puzzle, donde antaño solo veíamos piezas deslavazadas.
Es lo que me ha sucedido recientemente, al recibir el pasado mes de junio el premio de la Mención de Honor de la Sociedad Española de Neurología por mi modesta contribución al desarrollo de esta especialidad en nuestro país. En el discurso de aceptación referí mi encuentro con un neurólogo y un libro.
Era yo estudiante de medicina y acudía con mucha asiduidad a la librería médica » Marban», cerca del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Allí encontré por azar un libro que me llamó la atención, pues era un texto médico, pero tratado como si de un ensayo y una novela fuera. Su titulo era «Despertares» y su autor, el neurólogo americano de origen ingles, Oliver Sacks. Este texto narraba las experiencias del autor con sus pacientes aquejados de una encefalitis letárgica, que asoló los Estados Unidos, en los años 20. El texto me cautivó desde sus primeras páginas y me enseñó que el abordaje de los pacientes debe de realizarse desde la perspectiva humana, antes que desde la profesional.
Este libro y su autor fueron decisivos en mi vida profesional, a la hora de interesarme por los problemas de la mente y el cerebro y por el abordaje integral y humano de sus problemas. A él le siguieron muchos más de la rica bibliografía de Sacks, que me abrieron puertas antes cerradas o inexistentes y que me hicieron ver la importante relación entre la medicina y la literatura. De esta manera comprendí, que a través de textos literarios, se puede acceder a dimensiones del enfermar, de otra manera, vetadas al médico, sobre todo a la intrahistoria de la enfermedad y a la estructura interna del ser humano que las padece.
Ahora estoy releyendo el libro de Sacks, «Los ojos de la mente» y me entero por la prensa, que en el mes de julio cumplió 80 años. Como consecuencia de ello, el diario El País publicó el día 13 de Julio un artículo de Oliver Sack, donde habla de su vejez y la alegría que le produce haber alcanzado esta edad con plenas facultades y, en esencia… que aún queda Sack para rato, pues está pendiente de publicar un nuevo libro sobre sus experiencias.
Vaya desde este humilde blog, mi agradecimiento a Oliver Sack, por haberme aportado una dimensión nueva de mi ejercicio clínico y por haber contribuido a que pueda entender mejor a mis pacientes desde una dimensión más humana! Gracias compañero y… muchas felicidades!.