Me encanta caminar, vagabundear, andar sin rumbo, perderme y no encontrarme. En varias ocasiones he manifestado mi pasión por caminar, como una filosofía de vida, en mi caso heredada de mi padre y de mi abuelo. En mi libro: “Encuentros con el silencio”, dedicaba un texto al caminar y hablaba de una “Cofradía de los caminantes”, esos individuos que somos nómadas del mundo y hacemos del caminar una filosofía. Este texto, se lo dedique a un caminante ilustre, Henry David Thoreau. Este blog al que te acercas querido lector, se titula: “Paseos con Thoreau”. Todo un homenaje al patrono de nuestra cofradía. Y es que el caminar como filosofía de vida, es una forma de introspección y de búsqueda interna. Los que caminamos sin rumbo fijo, añoramos volver a nosotros mismos, como ya manifestó otro cofrade famoso, Hermann Hesse.
En esta línea concluyo con gran satisfacción el libro “Caminar”, del editor noruego Erling Kagge, que va en la misma línea de nuestra cofradía de caminantes. Kagge representa la esencia del aventurero filosofo heredada del británico Richard Burton y que hoy en día tan bien representa el francés Sylvain Tesson. Kagge hoy en día, editor reconocido internacionalmente, ha sido uno de los más grandes exploradores del mundo ártico y sus viajes y exploraciones las ha llevado al terreno del pensamiento y la filosofía. Kagge es un gran estoico contemporáneo. Erling también hereda su pasión por el caminar, de su padre y abuelo, como si nuestra pasión se debiera a una herencia autosómica dominante.
Gracias Erling, por formar parte de nuestra cofradía y defender un estilo de vida que nos hace más humanos y más integrados en nuestro espacio natural. La visión ecológica del planeta, su cuidado y sostenibilidad están anclados en unos principios y valores del humanismo participativo. Y ahora, a caminar!!!