Somos muchos los que estamos convencidos de la necesidad, idoneidad y conveniencia de que el médico de familia, además de su faceta clínica, debe desarrollar y poner en práctica su curiosidad como científico, y que es la clave para la investigación en Atención Primaria. Pero, ¿con qué posibilidades cuenta para ello?
Referencia del artículo: Bolibar B, et al. La organización de la Investigación en Atención Primaria. Rev Clin Med Fam 2011; 4 (1): 1-4 .
El artículo que hoy os referencio recoge un panorama amplio del espectro de posibilidades de cómo investigar en Atención Primaria y desde Atención Primaria. Recoge los recursos disponibles en cuanto a organización de los dispositivos con que podemos contar para la investigación y cómo puede ésta organizarse a través de las gerencias, las redes de investigación ya establecidas para tal fin, consorcios con fundaciones, etc. Quizás a título informativo, para tener una visión de conjunto de cuáles son las oportunidades en la investigación de Atención Primaria en nuestro país, este articulo no sólo es acertado, sino además adecuado, de lectura fácil y amena y nos sitúa en el marco conceptual correcto, pero la realidad dista mucho del panorama que nos plantea.
Los médicos de familia seguimos teniendo grandes carencias en metodología de investigación, tenemos nuestro ejercicio profesional hipertrofiado con la labor asistencial y los recursos económicos y la tecnología siguen estando y derivándose hacia el hospital. Como decía nuestro gran maestro Santiago Ramón y Cajal, para investigar lo importante y fundamental es tener curiosidad por lo que nos rodea; a partir de aquí, viene la gestión de los procedimientos, de los recursos y, en definitiva, de todo lo demás. Por ello, primero debe existir interés, ganas y curiosidad y luego el marco organizativo idóneo para poner en marcha la investigación.
Desde mi punto de vista y con el marco económico-financiero en el que nos encontramos, sería un error generar dos niveles de investigación: la investigación hospitalaria y la investigación en Atención Primaria. Deberíamos aprovechar todos los recursos existentes y generar proyectos en red simultáneamente para los dos niveles, integrándolos. De esta suerte la Atención Primaria podría beber de los mismos recursos económicos y de la tecnología de que dispone el hospital y, de igual forma, los especialistas hospitalarios, podrían acceder al adecuado laboratorio de experiencias que le ofrece la Primaria, donde los pacientes son » más reales», que en las condiciones artificiosas de un hospital. De todas maneras, tenemos que empezar la casa por los cimientos, primero debemos generar el interés y la curiosidad y luego abordar los problemas organizativos desde una visión integral del proceso sanitario.
Enlace al artículo completo: http://scielo.isciii.es/pdf/albacete/v4n1/editorial.pdf