Estoy leyendo un libro que estudia la vida y obra de Sócrates, el padre de la filosofía, maestro de Platón y prototipo de Sabio. La primera reflexión que quiero compartir y quizás la conclusión más importante, es que Sócrates fue un hombre coherente en su vida, un hombre en el que sus actos y su pensamiento coincidía, por eso era un hombre virtuoso.
No es fácil que lo que decimos y pensamos se integre en nuestra vida de manera coherente y que coincida con nuestros actos y manera de vivir, con nuestro estar-en-el-mundo, que dirían los pensadores existencialistas. También es cierto que los seres humanos coherentes, tienen en muchos casos, finales penosos, por ser aniquilados por la sociedad, hablando de forma metafórica. Este fue el final de Sócrates y de tantos otros, como Gandhi, Jesucristo, Tolstoi, Lincoln……
La vida es la mayor obra de arte que el ser humano puede realizar, por ello desde que nacemos hasta que morimos, vivimos perfeccionándonos, puliéndonos, tratando, no de ser más perfectos, sino más coherentes, más unificados.
He pasado gran parte de mi vida luchando por ser el mejor, trabajando denodadamente para demostrar a los demás y a mí mismo, que soy el más grande, el más listo, el más sabio….En definitiva, para demostrarme a mí mismo que mi vida tenía una justificación y por lo tanto, que mi muerte tendrá un sentido existencial y metafísico que llenará el vacio nihilista. De esa manera, cuando yo ya no esté en este mundo, en cierta manera, yo seguiré existiendo, a través de mis obras y mis acciones. Formaré parte de la enciclopedia de los grandes hombres del pensamiento, mis reflexiones, mis libros y mi pensamiento serán estudiados y seguidos por multitud de acólitos seguidores que gracias a su pensamiento, me mantendrán «vivo».
!Que error más colosal!. Nuestras vidas no pueden estar centradas en el exterior, hacia el boato y los honores, hacia el reconocimiento y el olor de las multitudes. En este momento, en el ecuador de mi vida, aún sin saber cuánta más me queda por delante, necesito reorientar mi existencia, replegarme y ser coherente en mi vida.
En muchas ocasiones, a mi familia les trasmito y arrastro a mis escarpados precipuos: me gustaría meditar, me gustaría pintar, me gustaría escribir una novela, me gustaría viajar a la Antártida, me gustaría colaborar con una ONG, me gustaría hacer algo de verdad por los demás, me gustaría, me gustaría……. Mi hijo Moisés siempre me mira con cara escéptica y con gran aplomo me dice:¡PUES HAZLO!.
Gracias Moisés, …sigo tu consejo.