Una escuela muy ventajosa…tú puedes ser el experto

tute_errorSoy hijo de profesionales sanitarios y procedo de otro siglo, un siglo donde el modelo de relación médico/paciente o sanitario/paciente (por cierto el único que por entonces existía), era un modelo paternalista, un modelo asimétrico, donde el médico y/o enfermero dictaba, mandaba y ordenaba y el paciente sumiso, obedecía y acataba su suerte y destino, sin conocer las claves internas de su dolencia; y lo que es peor, de su destino vital.

Hemos luchado mucho y empleado mucha pedagogía  con respecto a la individualidad, a la importancia de la involucración activa del paciente en la toma de decisiones y el enorme valor que esta aptitud y actitud tienen para la resolución de conflictos, problemas y enfermedades.

Hace escasamente un mes pude asistir como invitado a la puesta de largo de la “Escuela de pacientes” del Servicio Cántabro de Salud, que comandado por mi buen amigo Jose Francisco Díaz, lleva menos de un año de existencia y donde varias comunidades autónomas, pioneras en este tipo de iniciativas, nos dimos cita para debatir sobre la importancia, métodos y fórmulas para poder llegar a la población, ciudadanos, enfermos y asociaciones de pacientes.

Allí debatimos sobre la llamada “alfabetización de la salud y los pacientes (termino teleescuela_noticiaeste que no me parece acertado, pues tiene un cierto componente peyorativo);  hablamos del empoderamiento de los pacientes, pacientes expertos, pacientes activos, etc., ya sabéis todas aquellas cosas de las que hablamos cuando se nos reúnen en una sala a Joan Carles March (@joancmarch),  Mercedes Carreras y otros muchos más, dentro de los que tuve la suerte de encontrarme.

Pero me gustaría hacer una reflexión seria, desapasionada y sobretodo constructiva sobre este “metamundo” del paciente y las asociaciones, las escuelas, alfabetizaciones y empoderamientos. Siempre me ha gustado el término “cultura de la salud”, por lo que significa con respecto a generar procesos activos en el individuo y en el tejido social, para emprender cambios en los modelos y aptitudes con respecto a la salud y la enfermedad. No sé si será necesario escuelas de pacientes, pacientes activos y empoderar a los agentes sociales, lo que si tengo meridianamente claro es que se necesita un pacto entre los agentes sociales, educativos y sociosanitarios, para incorporar los elementos de salud  desde la más tierna infancia. En este pacto no podemos dejar de lado a los medios de comunicación, pues sólo a a través de ellos podemos conseguir una caja de resonancia y velar por la democratización de las instituciones y las acciones.